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El panorama industrial alemán está sufriendo un cambio sísmico a medida que la desindustrialización se acentúa. Las empresas pueden adaptarse con acciones estratégicas o esperar a quedarse obsoletas. La presión por aumentar el valor para el accionista manteniendo la eficiencia operativa se ha convertido en una amenaza existencial.
Las empresas tienen dos opciones para mantener la rentabilidad, la competitividad y el predominio en los mercados mundiales: externalizar la producción y trasladar las fábricas a los PECO.
Aquí exploraremos cómo la deslocalización de la CEE puede impulsar el crecimiento de los accionistas y, al mismo tiempo, contrarrestar los efectos de la desindustrialización. También se dará cuenta de por qué es el remedio más estable y rentable para las empresas que intentan hacer frente a las complejidades de la fabricación moderna.
¿Cómo afecta la desindustrialización a los accionistas?
Alemania, el país que en su día fue la potencia industrial de Europa, se hunde ahora por las consecuencias de la desindustrialización. Los costes de la energía están en máximos históricos, hay escasez de mano de obra cualificada, la normativa es cada vez más estricta y las tensiones geopolíticas tampoco ayudan.
Las empresas, especialmente las de sectores de alto esfuerzo y alto riesgo como la automoción, la química, la industria aeroespacial y la maquinaria, deben replantearse sus estrategias.
Este cambio drástico ha dejado preocupados a los accionistas. Las empresas no consiguen mantener la competitividad y la rentabilidad, y el valor de sus acciones disminuye, erosionando el valor de los accionistas. Así pues, la necesidad de alternativas viables para sustituir la producción nacional es imperiosa.
Llegados a este punto, entra en juego la decisión táctica de elegir entre la externalización y la deslocalización de fábricas a países de Europa Central y Oriental. Si se opta por la primera para ahorrar a corto plazo, se está haciendo mal. Hemos explicado ¿Por qué? abajo.
¿Por qué la externalización no protege el valor de los accionistas?
Los expertos recién fundados y las personas que sólo tienen conocimientos teóricos suelen recomendar la externalización a las empresas alemanas para resolver sus problemas. Las atraen presentándola como una opción atractiva para recortar costes y mejorar la rentabilidad de los accionistas a corto plazo.
Pero no se equivocan del todo, ya que trasladar la producción a regiones de bajo coste como Asia o Sudamérica ayuda a las empresas a reducir los costes laborales y minimizar la inversión de capital. Sin embargo, la medida plantea riesgos críticos que son devastadores para el crecimiento de los accionistas a largo plazo.
1. Pérdida de control sobre la calidad y la innovación
La externalización conlleva una pérdida de control sobre el proceso de producción, lo que a su vez provoca una disminución de la calidad del producto. Esto afecta directamente a la satisfacción del cliente y a la reputación de la marca y, en última instancia, reduce el valor para el accionista.
También dificulta la gestión de la innovación, uno de los principales motores del crecimiento de los accionistas. Es posible que su socio de externalización no tenga el mismo compromiso o capacidad para desarrollar e implantar nuevas tecnologías y procesos.
2. Barreras de comunicación y riesgos para la cadena de suministro
Cuando se subcontrata en regiones lejanas con diferencias lingüísticas, culturales y horarias, las ineficiencias operativas se vuelven persistentes. Esto puede provocar interrupciones operativas y crear instancias de generación de ingresos incoherentes para los accionistas.
También hace que su cadena de suministro sea vulnerable. Los acontecimientos geopolíticos, las catástrofes naturales y otros factores pueden alterar fácilmente el flujo mundial de bienes y materiales y crear cuellos de botella en la producción. Esto puede provocar retrasos en los proyectos y perjudicar su posición en el mercado, afectando al flujo de caja y perjudicando el crecimiento de los accionistas.
3. Propiedad intelectual y seguridad de los datos
La externalización incluye el riesgo de robo de propiedad intelectual y violación de datos, que puede ser devastador para las empresas que dependen en gran medida de tecnologías patentadas y datos sensibles, como los fabricantes alemanes de automóviles y electrónica.
Incluso las principales regiones de externalización tienen marcos jurídicos débiles en materia de datos y propiedad intelectual. Así que proteger sus innovaciones clave y procesos únicos no es fácil, e incluso puede acabar teniendo costosas batallas legales o enfrentándose a competidores no autorizados, lo que erosiona aún más el valor para el accionista.
¿Por qué la deslocalización de CEE es la mejor estrategia para el crecimiento de los accionistas?
Por otro lado, la deslocalización de fábricas a Europa Central y Oriental (ECE) es un enfoque más sostenible para potenciar el crecimiento de los accionistas con unos retos mínimos.
Países como Hungría, Polonia, Bulgaria, Rumanía y la República Checa se están convirtiendo en destinos preferentes para los fabricantes alemanes debido a la larga lista de ventajas que ofrecen:
1. Mantener el control de las operaciones
Las empresas pueden tener pleno control sobre las actividades operativas habituales cuando trasladan sus fábricas a la región de Europa Central y Oriental. Esto garantiza el mantenimiento de los estándares de calidad, las iniciativas innovadoras y los niveles de productividad.
Países como Polonia, Hungría y Eslovaquia tienen un entorno estable y favorable a las empresas que facilita la calidad constante de los productos y la puntualidad de las entregas. Esta estabilidad mejora el valor de la empresa y, a su vez, aumenta el rendimiento para los accionistas.
2. Eficiencia de costes con calidad constante
La región de Europa Central y Oriental presenta numerosas oportunidades de ahorro sin sacrificar la calidad. Los costes laborales aquí son significativamente más bajos que en Alemania, pero el talento está igualmente cualificado. Esto la convierte en una opción increíble para las empresas manufactureras.
Por ejemplo, Polonia se ha convertido en un centro popular por la abundancia de talentos bien cualificados dispuestos a trabajar con salarios nominales. Esto permite a las empresas encontrar el equilibrio óptimo entre el mantenimiento de altos niveles de producción y la reducción simultánea de los costes operativos.
Además, estos países han realizado notables inversiones en infraestructuras, incluidas redes de transporte, suministros energéticos y telecomunicaciones. Esto minimiza los retos logísticos y reduce las ineficiencias para crear un marco de producción más fluido.
3. Proximidad y reducción de riesgos en la cadena de suministro
Los países de Europa Central y Oriental tienen una ventaja geográfica sobre lugares de externalización como Asia o Sudamérica. Esto supone ventajas logísticas, ya que los productos pueden llegar a los mercados alemán y mundial con mayor rapidez y fiabilidad.
Las cadenas de suministro más cortas también permiten a su empresa gestionar mejor las posibles interrupciones, haciendo que la producción sea más resistente en medio de la incertidumbre mundial.
Para los accionistas, esto garantiza la continuidad de las operaciones, reduce las paradas de producción y mantiene a la empresa en el buen camino para alcanzar sus objetivos de ingresos.
4. Alineación normativa con la UE
Cuando se intenta externalizar a regiones lejanas, es habitual que se produzcan desajustes normativos, sobre todo cuando las operaciones se trasladan a un lugar con una legislación laboral, una normativa medioambiental y unas normas de protección de datos más débiles.
Sin embargo, trasladarse a los PECO le protege de esta situación, ya que estos países son miembros de la Unión Europea (UE). Por tanto, siguen una normativa estricta establecida por la UE.
Garantiza que su empresa cumpla bien la normativa y evita costosos problemas legales, sanciones e interrupciones de la producción. Esto ayuda a las empresas a salvaguardar los intereses de los accionistas.
5. Salvaguardar la innovación y la propiedad intelectual
El traslado a la CEE ofrece un entorno más seguro para la protección de la propiedad intelectual, que es crucial para las industrias en las que la innovación suele ser el factor decisivo. La normativa de la UE es sólida para proteger patentes, marcas y tecnologías patentadas, lo que da a las empresas alemanas la confianza necesaria para seguir invirtiendo en investigación y desarrollo.
Para los accionistas, esta protección es crucial. Garantiza que las innovaciones de la empresa sigan siendo seguras y que la empresa pueda seguir liderando su sector. La innovación impulsa el crecimiento de los ingresos, y el crecimiento de los ingresos impulsa el rendimiento para los accionistas, lo que permite a las empresas proteger sus activos más valiosos y seguir aportando valor a los accionistas.
Veredicto final
La desindustrialización sigue desafiando al sector manufacturero alemán y las empresas deben tomar decisiones rápidas que ofrezcan tanto ahorro de costes como creación de valor a largo plazo. La externalización aparece como una solución inmediata, pero esconde riesgos complicados como la pérdida de control, la disminución de la calidad y el robo de propiedad intelectual.
Sin embargo, trasladarse a la CEE es una solución mejor y más estratégica que puede resultar un poco complicada, pero que elimina esos riesgos, ofrece oportunidades de ahorro de costes y garantiza la estabilidad del futuro de su empresa, para impulsar el crecimiento de los accionistas en tiempos turbulentos.
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