Navegando por la desindustrialización: Deslocalización de fábricas en Europa Central y Oriental frente a externalización y pérdida de control

En medio de la caótica desindustrialización de Alemania, las industrias se enfrentan a amenazas como el aumento de los costes operativos, la escasez de energía y la feroz competencia mundial. Las empresas buscan estrategias alternativas, como la externalización, para contrarrestar estos problemas y mantener su competitividad a escala mundial.

Sin embargo, la externalización no es una alternativa infalible. Si opta por ella, corre el riesgo de perder el control, reducir la calidad y depender demasiado de socios externos.

Esto nos lleva a nuestra otra opción, que es bastante mejor y le permite mantener el control de su negocio al tiempo que ahorra dinero: la deslocalización de la fábrica a países de Europa Central y Oriental, como los siguientes Eslovaquia, Chequia, Hungría, Polonia, Rumanía, Serbia etc. Esta región está resultando ser una mina de oro para las operaciones.

Aquí exploraremos por qué el traslado de fábricas a la CEE para contrarrestar la desindustrialización de Alemania es una solución más estable y eficaz que la externalización para las empresas. Avancemos para comprender cómo el traslado de fábricas a esta región de gran potencial puede transformar las empresas alemanas y proporcionarles la estabilidad operativa que necesitan para sobrevivir y prosperar en tiempos difíciles.

Comprender el grave impacto de la desindustrialización en las empresas alemanas

Alemania, que antaño fue un ejemplo industrial, atraviesa ahora una fase creciente de desindustrialización. Sus industrias se ven profundamente afectadas por factores como los altos precios de la energía, normativas estrictas, interrupciones de la cadena de suministro y mercados laborales cambiantes. De ahí que sea habitual que su empresa tenga dificultades para mantener la producción a niveles competitivos.

Esto es claramente visible en sectores de gran consumo energético como la automoción, la siderurgia y la química, donde el aumento de los costes de la electricidad y el gas ha obligado a las empresas a reevaluar sus operaciones. En los últimos tiempos, los costes energéticos en Alemania han sido de los más altos de Europa, lo que afecta directamente a la competitividad de la industria manufacturera. 

Las empresas ya han empezado a trasladar sus operaciones al extranjero. Esto ha hecho saltar las alarmas sobre el futuro industrial del país a largo plazo y ha llevado a muchas empresas a buscar soluciones más cerca de casa, con los países de Europa Central y Oriental como primera opción para la deslocalización. Sin embargo, algunas empresas han optado por subcontratación para hacer frente al caos.

¿Por qué la externalización no es la forma ideal de contrarrestar la desindustrialización en Alemania?

La externalización de operaciones a lugares lejanos como Asia o Sudamérica ha sido una estrategia habitual para reducir costes utilizada por las empresas alemanas. Sin embargo, conlleva ciertos riesgos. La pérdida de control sobre aspectos críticos del negocio es el más amenazador.

Una de las principales preocupaciones es la dificultad de mantener los niveles de calidad cuando se externaliza la producción. Las empresas alemanas, conocidas por la precisión de su ingeniería y sus normas de alta calidad, a menudo descubren que la calidad disminuye cuando la fabricación se traslada a países con costes más bajos y entornos normativos menos estrictos.

Su empresa puede enfrentarse a problemas como la calidad irregular de los productos, retrasos en las entregas y dificultades para aplicar nuevas técnicas e innovaciones.

Además, las barreras de comunicación son inevitables cuando se externaliza a regiones con diferentes idiomas, culturas y husos horarios. Esto puede provocar retrasos en los proyectos, malentendidos y una reducción general de la eficiencia operativa. 

Cuanto más se aleja la producción de la base de la empresa, más difícil resulta gestionar las actividades cotidianas y mantener la alineación con los objetivos estratégicos de la empresa.

Y lo que es más importante, la externalización plantea riesgos para la seguridad de los datos y la propiedad intelectual. En las regiones donde la protección jurídica de la propiedad intelectual es más débil, las empresas alemanas pueden tener dificultades para salvaguardar sus diseños, procesos e innovaciones. 

Su empresa puede correr el riesgo de enfrentarse a costosas batallas legales que resulten devastadoras o incluso encontrarse con el uso no autorizado de tecnología patentada por parte de terceros, lo que a menudo da lugar a competidores inmortales.

¿Cómo surge la deslocalización de fábricas a países de Europa Central y Oriental como mejor alternativa?

Los expertos han optado por la deslocalización de fábricas a países de Europa Central y Oriental como alternativa mucho más estable a la externalización. Permite a las empresas alemanas conservar un mayor control sobre sus operaciones. Esta región ofrece un entorno empresarial favorable con proximidad a Alemania, lo que facilita la supervisión y las colaboraciones.

La geografía y la cultura de esta región son increíblemente similares a las de Alemania, lo que deja margen para que los retos logísticos y las barreras de comunicación sean mínimos en comparación con los principales lugares de subcontratación, que tienen culturas y geografías diferentes.

Además, los marcos normativos de los países de Europa Central y Oriental se ajustan adecuadamente a las normas de la UE. Esto garantiza que su empresa pueda mantener el mismo nivel de control de la calidad y la innovación que lograba con las operaciones nacionales, lo que reduce las posibilidades de que disminuya la calidad o se produzcan retrasos en la innovación. Las empresas pueden supervisar la producción y aplicar los cambios con mayor eficacia.

Países como Polonia, la República Checa y Hungría también han realizado importantes inversiones en infraestructuras y formación de la mano de obra, lo que los convierte en destinos atractivos para la deslocalización de fábricas.

Y sigue teniendo la opción de quedarse en Europa, pero fuera de la normativa de la UE, si decide trasladar su fábrica a Serbia, Macedonia del Norte o Bosnia y Herzegovina.

Rentabilidad sin comprometer el control

La externalización puede parecer una opción rentable, pero sus riesgos financieros y operativos a largo plazo superan claramente el ahorro a corto plazo. Por el contrario, la deslocalización de fábricas en la CEE permite a las empresas ahorrar costes sin los riesgos asociados a la externalización.

El talento de los países de Europa Central y Oriental está dispuesto a trabajar a un precio mucho más bajo que el de Alemania. Sin embargo, posee el mismo o incluso mejor nivel de conocimientos técnicos y moral de trabajo. Esto permite a las empresas alemanas reducir los gastos operativos sin sacrificar la calidad y el control.

Por ejemplo, Polonia ha visto aumentar la inversión extranjera de empresas alemanas debido a sus competitivos mercados laborales, su sólida base industrial y sus bien desarrollados enlaces de transporte con Europa Occidental.

Ventajas normativas y gestión del cumplimiento

Los países de Europa Central y Oriental ofrecen una sólida alineación normativa con las estrictas normas de la UE. A diferencia de los principales destinos de subcontratación, los países de Europa Central y Oriental se adhieren a estrictas normativas de seguridad de datos, laborales y medioambientales para garantizar que las empresas alemanas sigan cumpliendo los elevados estándares exigidos por los mercados europeos y mundiales.

Esto es especialmente importante para las industrias con propiedad intelectual sensible o requisitos normativos estrictos, como la fabricación de automóviles o la industria aeroespacial. 

Al trasladarse a la CEE, las empresas alemanas pueden mantener el cumplimiento de la normativa de la UE, minimizando los riesgos legales y operativos y garantizando al mismo tiempo la protección de sus innovaciones.

Mitiga los riesgos potenciales

Alemania, antaño líder de la industrialización, atraviesa ahora una fase de desindustrialización, que deja a las empresas preocupadas por posibles riesgos y contratiempos. El coste de producción aumenta y la externalización se ha convertido en una opción obsoleta.

Esto ha convertido la deslocalización de fábricas a Europa Central y Oriental en una opción inteligente y fructífera, ya que permite a las empresas mantener el control de las operaciones, controlar los gastos y garantizar el cumplimiento de la normativa. Además, las protege de riesgos externos como las interrupciones de la cadena de suministro y la inestabilidad operativa gracias a una infraestructura viaria bien construida.

La pandemia de COVID-19 puso de manifiesto la vulnerabilidad de las cadenas de suministro mundiales y, desde entonces, muchas empresas han tratado de acercar sus operaciones a casa para mitigar futuros riesgos.

Numerosas empresas alemanas han trasladado sus fábricas a países de Europa Central y Oriental para mantener la capacidad de producción a pesar del aumento de los costes energéticos, la escasez de mano de obra, la presión del mercado de los actores mundiales y los imprevistos.

Última palabra

Ante la desindustrialización de Alemania, la externalización puede dejar de ser la opción más viable para mantener la competitividad. Riesgos como la pérdida de control, la reducción de la calidad y el aumento de la dependencia de terceros son demasiado críticos para ignorarlos.

En cambio, la deslocalización de fábricas a la CEE ha resultado ser una alternativa estratégica que permite a las empresas reducir costes manteniendo un control operativo total. 

Las principales ventajas de la deslocalización a la CE la convierten en la solución preferida de los fabricantes alemanes. Al optar por la deslocalización de fábricas en la CE para contrarrestar la desindustrialización de Alemania, las empresas pueden posicionarse para un éxito ininterrumpido a largo plazo. 

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