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El impuesto fronterizo sobre el carbono ya no es un concepto. Es un coste.
Si fabrica fuera de la UE y vende en ella, su fábrica entra a formar parte del debate sobre las emisiones, le guste o no.
El Mecanismo de Ajuste de las Emisiones de Carbono en la Frontera (CBAM) de la UE ya no es teoría. Está en vigor. Y aunque no se cobrará íntegramente hasta 2026, ya se ha empezado a informar en 2023.
Las empresas tienen apenas un año para remodelar sus cadenas de suministro, descarbonizar sus operaciones o arriesgarse a perder competitividad en uno de los mayores mercados del mundo.
Esta no es una conversación sobre el clima. Es una conversación de negocios.
Qué significa realmente para usted la CBAM
La CBAM se centra en los productos importados de sectores intensivos en carbono: acero, aluminio, cemento, hidrógeno, fertilizantes y electricidad. Es probable que con el tiempo se añadan más sectores.
¿Qué cambia?
A partir de 2026, los exportadores tendrán que declarar las emisiones incorporadas a estos productos y pagar una tasa igual a la que habría pagado un productor de la UE con arreglo al régimen comunitario de comercio de derechos de emisión. La lógica es sencilla: si emites más, pagas más.
Y el proceso no es blando. La UE no aceptará estimaciones vagas ni declaraciones de buena voluntad.
Necesitarás:
- Datos de emisiones verificados de su fábrica o proveedores
- Cálculos transparentes del carbono por producto
- Un sistema de cumplimiento responsable vinculado a su importador de la UE
Para muchas empresas, eso significa un replanteamiento completo de cómo y dónde fabrican.
No sólo un impuesto: un filtro estratégico
La CBAM no es sólo un éxito financiero. Es un filtro de mercado.
El mecanismo penaliza esencialmente los productos fabricados en países con bajos precios del carbono o normas medioambientales poco estrictas. Ello supone un coste directo para los antiguos métodos de fabricación y modifica los cálculos de abastecimiento, producción y fijación de precios.
Las empresas que se adapten conservarán a sus clientes de la UE.
Los que esperen perderán acceso, o perderán margen.
Tres opciones reales para los fabricantes industriales
No puedes excluirte. Pero puede decidir cómo responder.
He aquí las tres estrategias reales que las empresas industriales están considerando ahora:
i) Descarbonizar en origen
Lo más sencillo -y lo que requiere más capital- es invertir en una producción más ecológica.
Eso podría significar:
- Cambio a energías renovables para su planta
- Instalación de sistemas de captura de carbono
- Revisión de hornos o líneas de fundición obsoletos
- Mejorar la eficiencia energética a todos los niveles
Este planteamiento permite a las empresas mantener su huella actual pero reducir la intensidad de carbono de lo que producen.
Sin embargo, requiere tiempo, inversión inicial y sistemas de medición creíbles. También requiere la alineación del liderazgo y, a menudo, nuevas capacidades.
Algunas empresas han designado ejecutivos interinos de transformación para acelerar la transición sin sobrecargar al equipo actual, una táctica que hemos visto funcionar bien en casos urgentes de reajuste de ESG.
ii) Reorganizar la cadena de suministro
Para las empresas con redes de abastecimiento complejas, la jugada no siempre consiste en cambiar de fábrica. A veces se trata de cambiar lo que entra y lo que sale.
Algunos ejemplos son:
- Materias primas de productores con menos emisiones
- Traslado de la transformación de alto consumo energético a países con redes más limpias
- Ajustar los flujos de producción para que sólo los productos "CBAM-friendly" se dirijan a clientes de la UE.
Se trata de una estrategia de gran peso logístico, que exige una verdadera coordinación entre los equipos de compras, operaciones y comerciales.
Hemos visto a fabricantes nombrar a especialistas provisionales en la cadena de suministro o a expertos en informes sobre emisiones de carbono para dirigir estas reorganizaciones.
Cuando el tiempo apremia y es mucho lo que está en juego, confiar en los equipos existentes (que ya están bajo presión) a menudo conduce a incumplir los plazos de cumplimiento o a causar trastornos a los clientes.
iii) Deslocalizar la producción (cerca o dentro de la UE)
La medida más drástica, pero a menudo la más estratégica, es la deslocalización.
Para las empresas que ya están considerando la posibilidad de expandirse a la UE, la CBAM podría inclinar la balanza. Trasladar las fases finales de procesamiento, las líneas de acabado o incluso la producción completa dentro de la UE elimina por completo la exposición a la CBAM.
Estamos viendo un movimiento temprano en sectores como el procesamiento del aluminio, las piezas de acero y la prefabricación basada en el cemento. Incluso una deslocalización parcial puede reducir drásticamente la exposición, especialmente si se combina con fuentes locales de energía renovable o parques tecnológicos con bajas emisiones de carbono.
Por supuesto, la reubicación no es fácil. Exige seleccionar el emplazamiento, obtener permisos, planificar la mano de obra y ejecutar las inversiones, todo ello manteniendo la continuidad en los mercados existentes.
Aquí es donde los socios de ejecución provisionales, como CE Interino. Las empresas recurren a gestores de proyectos de reubicación o a jefes de operaciones industriales para planificar y ejecutar estas transiciones reduciendo al mínimo los trastornos.
¿Qué pasa si lo ignoras?
El verdadero peligro no es sólo la tasa. Es la pérdida de confianza de los clientes y de viabilidad comercial.
Esto es lo que ya está ocurriendo en las oficinas de sus compradores:
- Los equipos de compras reevalúan la huella de carbono de la cadena de suministro
- Los compradores piden declaraciones de carbono integrado antes de que lo exija la CBAM
- Los grandes fabricantes de la UE piden plazos de cumplimiento a los proveedores de fuera de la UE
Si su equipo no puede responder con claridad a estas preguntas o, lo que es peor, no ha empezado a prepararse, ya está atrasado.
Lagunas comunes que más perjudican a los fabricantes
Algunos fabricantes creen que están a salvo. Pero incluso las empresas técnicamente sólidas se ven atrapadas cuando la información sobre el carbono se convierte en obligatoria. Aquí es donde muchos se equivocan:
i) Sin titularidad: La ASG y la sostenibilidad suelen estar relacionadas con el marketing, no con las operaciones. Pero el CBAM es una cuestión de operaciones.
ii) Supuesto de exención: Algunos piensan que su país estará exento. No lo estará. Sólo cuentan los mecanismos reales de tarificación del carbono.
iii) Falsa preparación: Creen que los proveedores tienen datos. Pero la mayoría de los proveedores no están dispuestos a facilitar datos sobre las emisiones de sus productos, sobre todo en Asia y Oriente Medio.
iv) Exceso de confianza en la consultoría: Un informe de consultoría no sustituye a los sistemas, las auditorías o el liderazgo responsable. Aquí gana la ejecución.
v) A la espera del cuartel general del grupo: Muchas plantas regionales están atrapadas esperando a que actúen los equipos de sostenibilidad globales, lo que podría ser demasiado tarde.
Cómo moverse ahora sin perder tiempo
El CBAM es un problema de sistemas y de liderazgo. Por eso las empresas que se adaptan más rápido hacen tres cosas:
1. Nombrar a un único responsable ejecutivo:
Alguien con autoridad para tomar decisiones, coordinar funciones e informar al consejo.
2. 2. Recurrir a ayuda externa cuando sea necesario:
En plataformas de contabilidad del carbono para cumplir provisionalmente las normas sobre emisiones de carbono, las empresas están tomando prestadas capacidades en lugar de crearlas desde cero.
3. Empezar con una línea de productos básica:
Intentar descarbonizar todo a la vez es una trampa. Empiece por su línea de productos de cara a la UE y pruebe el modelo.
No necesita un taller de estrategia. Necesitas un propietario claro, un plazo de ejecución de 6 meses y acceso a capacidades que actualmente no tienes.
CE Interino ayuda a las empresas industriales a hacer precisamente eso: desde desplegar especialistas provisionales en carbono hasta dirigir traslados parciales de instalaciones en sectores sensibles al carbono.
Reflexión final: Esto no es sólo un impuesto. Es una prueba de competitividad.
Las empresas que traten el CBAM como una cuestión de cumplimiento se pelearán por mantenerse al día. Las que lo traten como un filtro estratégico saldrán ganando.
Si su empresa vende en la UE y sigue utilizando procesos heredados, proveedores que producen muchas emisiones o datos no verificados, ahora es el momento de actuar.
Sus clientes ya le están haciendo preguntas. Asegúrese de que sus respuestas están listas.


